Inmuebles

La finca de la tranquila calle Encarnació se ubica muy cerca de la plaza de Joanic, la plaza de Rovira i Trias y la plaza de la Virreina, tres sellos distintivos de Gràcia. Es un edificio construido en 1900, con una estrecha escalera de piedra que conduce a sus tres pisos, en cada uno de ellos encontramos dos viviendas exteriores, de entre 55 y 65 m2, con las características típicas de la época: bonitos suelos de mosaico hidráulico, techos altos con molduras, puertas balconeras y contraventanas de madera y un agradable balconcito.

Los elementos tradicionales auténticos de estos seis pisos combinan armónicamente con los nuevos elementos de las obras de remodelación llevadas a cabo en 2015, que entre otras cosas aportaron cocinas y baños contemporáneos, confortables y acordes a la estética original.

La planta baja también fue reformada con gran éxito, se accede a ella a través de una puerta que lleva a un patio ajardinado comunitario, con aparcamiento para bicicletas. En el mismo patio, cuatro cálidas puertas de madera de pino se abren a cuatro lofts de entre 65 y 120 m2. Con cierto aire industrial y moderno, cuentan con suelos de microcemento en combinación con nuevas baldosas de mosaico, con carpintería de aluminio y con calefacción. Dos de los lofts dan al patio y a la calle.

Por último, pero no menos importante: el terrado comunitario, acondicionado y provisto de alfombras y cojines chulos para propiciar que los vecinos y las vecinas compartan espacio, se relacionen y se organicen. ¿Un vermut de domingo al sol? ¿Una clase de yoga? ¿Una noche de cinema a la fresca? Eso, como las llaves, está en sus manos.

Fue construida en 1940, en la calle del Consell de Cent esquina Sicília, a tres manzanas del passeig de Sant Joan y a dos de la plaza Monumental. Cuenta con un amplio y elegante vestíbulo con columnas, suelo de mosaico hidráulico, servicio de portería, ascensor y una bonita escalera de mármol con pasamanos de madera que asciende siete plantas de altura, cada una de ellas alberga cuatro viviendas.

En total son veintiocho pisos, de unos 100 m2. Tienen una distribución clásica, con un espacioso vestíbulo, pasillo central y grandes habitaciones. Correfoc es propietaria de ocho de las viviendas de la finca, reformadas con cocinas y baños modernos, y restauradas para que los elementos originales propios de la época de construcción recuperaran su esplendor. La finca cuenta también con cuatro locales a pie de calle (dos de Correfoc) que por más de ocho décadas la vinculan estrechamente al comercio del barrio.

Fue construida en 1929 y está catalogada como edificio novecentista, movimiento cultural que creó una arquitectura y decoración de interiores a medida de la nueva burguesía catalana, interesada por valores de modernidad y civismo.

Casi un siglo después de su creación, la casa Comadran se ha despojado de su legado material familiar para ofrecer sus salas, mediante alquiler, a propuestas asociadas al bienestar emocional, la salud, el crecimiento personal y la espiritualidad.

Sus amplias estancias con techos altos, elegantes molduras y suelos de parqué espigado ofrecen un ambiente singular, sereno y relajado. Con el color blanco como protagonista, una decoración minimalista y una iluminación cálida, la casa resulta un escenario de lujo para la celebración de clases, reuniones y eventos. Hay una condición: que los distintos proyectos nazcan de la consciencia personal y promuevan el cambio hacia un futuro más responsable y humano.

Nuestro edificio fabril, construido en 1936 y recientemente rehabilitado, está situado en la céntrica calle Sant Llorenç, tocando a la calle Indústria, vinculada a la historia de la ciudad y a su importante industria textil.

Se trata de un edificio de siete despachos de entre 45 y 70 m2 con una oferta de alquiler centrada en la idea de trabajar a gusto, como en casa pero sin distracciones. Y es que en Correfoc no creemos ni en el vivir para trabajar ni en el trabajar para vivir, creemos que trabajar es vivir, y que hacerlo en un ambiente agradable es calidad de vida.

La rehabilitación del edificio ha mantenido su esencia industrial creando una atmósfera confortable y cálida. Nos desmarcamos de las oficinas odiosas y frías, del mobiliario aséptico y de la luz policial. ¿Por qué hacer el trabajo más duro de lo necesario?

Nuestro edificio fabril tiene una personalidad elegante y cuenta con materiales de calidad como la madera y el metal, con un interiorismo cuidado y con una iluminación de 2700K, temperatura de color nada convencional en el sector comercial.

Los siete estudios, con lavabos propios, se distribuyen en tres plantas. El estudio de la última planta está conectado con el ático del edificio, un loft con terraza de 30m2, una gran cocina abierta y una habitación independiente. Vida y trabajo van de la mano.